Proyecto dentro del marco de la exposición “ROJO / Construir de nuevo un mundo. Una exploración en complicidad” que realizó Giovanni Vargas para el Premio Luis Caballero (2022).
Proyecto en colaboración con Giovanni Vargas, 2022
“cada partícula de polvo lleva con ella una visión singular de la materia, del movimiento, de la colectividad, de la interacción, del afecto, de la diferenciación, de la composición y de la oscuridad infinita… una base de datos cristalizada o una trama lista para combinar y reaccionar, para ser narrada en algo y a través de algo. No hay línea de narración más concreta que un flujo de partículas de polvo”.*
“Estoy abierto a ti en la medida que puedo usarte, en la medida que eres asequible o en la que puedo permitirme el tenerte; si no es así, o bien (a) debes ser repelido (b) debes ser atraído mediante una regulación y una apropiación adaptada a ti (c) debes ser parcialmente filtrado, o bien (d) debo apropiarme yo mismo o ‘acomodarte’. Por lo tanto, el plano de estar abierto o de apertura se construye intrínsecamente sobre una base de affordance o usabilidad y potencialidad económica y comunicativa”.*
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En 1955 Estados Unidos y la Unión Soviética manifestaron sus intenciones de enviar satélites al espacio. Y en 1957, con el lanzamiento del satélite Sputnik I, se dio inicio a lo que conocemos como carrera espacial que incentivó la competencia de estas dos naciones y a la vez impulsó la exploración del espacio exterior, el avance de la ciencia y la tecnología. Ambas potencias concentraron sus energías en enviar al hombre al espacio, marcando una serie de hitos para cada una. Estados Unidos consigue la meta de llegar a la luna en 1969, después de este icónico evento surgieron nuevos retos como la construcción y puesta en órbita de la primera estación espacial Salyut 1 de la URSS en 1971 y la estación norteamericana Skylab en 1973. La lucha por la supremacía concluyó cuando en 1975 se llevó a cabo la misión cooperativa Apolo-Soyuz. Con el cierre del programa Apolo se constituyó el final de lo que se consideró la mayor ola de exploración espacial.
Entre 1986 y 1991 con el accidente del transbordador espacial Challenger, el fin de la guerra fría, la disolución de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín se cerró una era y a su vez se marcó un tiempo nuevo con la creación de las puntocom y el establecimiento de un Nuevo Espacio (o Espacio 4.0) —se conoce como Espacio 1.0 al estudio de la astronomía y astrología, Espacio 2.0 a la carrera al espacio y Espacio 3.0 a la cooperación internacional y las intensiones extractivistas—.
“Cúmulo. Asuntos terrestres” surge de los intereses que propone este Nuevo Espacio personificado por empresarios multimillonarios como Jeffrey Bezos, Richard Branson, Yuri Milner, Elon Musk, entre otros, quienes han manifestado su interés por explorar el espacio interestelar con fines turísticos, colonizadores y extraccionistas. Como lo menciona Eva Díaz en su artículo “El arte y la nueva era espacial”, además de este objetivo, el proyecto Nuevo Espacio elabora propuestas sobre el uso de energía solar, la minería de asteroides y la construcción de colonias autosuficientes en las lunas y planetas.
Este impreso expone una cartografía de las empresas privadas que conforman el emporio de estos magnates, visibilizando las relaciones que se tejen entre ellos y las agencias de gobierno, responsables del programa espacial civil. También intenta mostrar cómo ineludiblemente cada uno de nosotros somos partícipes de estas ideas y acciones al servirnos de las tecnologías que varias de las compañías nos ofrecen para satisfacer ciertas necesidades, incentivando y fortaleciendo los intereses privados que se tejen detrás de estas figuras y sus corporaciones.
En el 2021, Richard Branson (Virgin Galactic) y Jeffrey Bezos (Amazon + Blue Origin) materializaron sus primeros viajes espaciales privados. Estos multimillonarios señalados en Cúmulo, no son los únicos involucrados, pero son dos de los cuatro más representativos, además de varias agencias estatales, instituciones académicas que gravitan en esta publicación, y que manifiestan intereses al trabajar para el aprovechamiento de recursos en el espacio de la mano con los múltiples y diferentes actores de este fenómeno de mercado. Mark Zuckerberg también entra en esta “constelación”, porque aunque sus compañías no estén interesadas en el extractivismo del espacio, sí reciben inversiones a través de las empresas de Milner.
La invitación es a incursionar en una exploración que permita ampliar nuestro conocimiento sobre los diferentes actores partícipes de esta nueva fiebre y relacionar nuestra implicación y las dinámicas de nuestro contexto, en apariencia distante, en una nueva forma de actividad industrial. Entonces, consideremos que hoy en día mirar hacia el espacio es volver a mirar hacia la tierra y qué estamos haciendo desde allí para poder conquistar el firmamento.
Mónica Páez y Giovanni Vargas, 2022
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* Reza Negarestani
Ciclonopedia [complicidad con materiales anónimos]