Margarita García y Mónica Páez han trabajado en colaboración desde el 2003 (bajo el nombre de Tangrama). Sus proyectos, surgen del interés por configurar espacios interiores y exteriores a partir de la aplicación de materiales impresos.
Contra la validez del espacio, 2009, fue concebido siguiendo la lógica de proyectos anteriores de Tangrama, que han sido enteramente realizados en papel impreso y con relación a las funciones de la gráfica y del diseño. Ello, a fin de suplantar ilusoriamente un material real, como lo fue en el proyecto Déjà vu (2006-2008) el ladrillo, o como lo fue en el proyecto Prohibido fijar avisos, 2003 en la que interviene la ciudad con una serie de carteles con la reproducción de una textura de ladrillos que cubre los muros anteriormente empapelados.
En esta ocasión el motivo de nuevo es el ladrillo, pero la suplantación no se hace ahora a través de un plano impreso sino de una forma construida, cuya veracidad física y disposición en el espacio desconciertan.
Los ladrillos creados por Tangrama en Contra la validez del espacio,ponen en cuestión la funcionalidad y resistencia de un material sólido por excelencia como el ladrillo para edificar así una metáfora más amplia acerca de la estabilidad.